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La PAH paralizan el desahucio de Pepita y su familia en Mislata

La mañana de hoy se presentaba tensa en el número 25 de la calle mayor de Mislata. El juzgado de instrucción número cuatro de Mislata había fijado para hoy el desahucio de Pepita, octogenaria y con más de 73 años de residencia en la casa, su hijo y su nieta menor de edad, quienes residen en esta vivienda. Este hecho se iba a suceder tras reclamar, la Fundación Francisco Balbastre, entidad vinculada a la iglesia, su propiedad mediante sentencia del Tribunal Supremo.

Así pues, alrededor de las 10,30 de la mañana decenas de personas de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) se han personado a las puertas de la vivienda, para apoyar a Pepita y su familia e impedir el desahucio. Tras vivir momentos de tensión, con gritos, algún que otro empujón y muchos nervios en general, se ha logrado paralizar por el momento el desalojo de la vivienda así como también el de un local comercial contiguo.

La decisión de la paralización del desahucio se ha tomado por motivos humanitarios. El morador, José Luis Cuesta, hijo de Pepita, tiene una incapacidad laboral por problemas de espalda y tiene a su cargo a una niña de corta edad, razones para ofrecer un nuevo plazo a la espera de que cambie su situación.

No se ha fijado una nueva fecha para el alzamiento de la vivienda por lo que Pepita y su familia deberán de seguir peleando para defender su vivienda.

La historia de Pepita viene de muy lejos. En concreto empieza con la muerte de Francisco Balbastre Arnau en 1924. Este rico mislatero dejó sus propiedades en herencia para crear un hospital para pobres. La Junta de Gobierno del que debía ser hospital pero nunca lo fue, venía designada en el testamento en dos albaceas. Hasta nueve casas administraron estas dos personas. A una de ellas se mudó Josefa Martí con su familia en 1941, y no ha dejado de ocuparla pagando las contribuciones, efectuando la división en cuatro aún vigente y hasta endeudándose para reformar el inmueble y arreglar los desperfectos que se generan en una casa durante más de 70 años con un incendio incluído.

El meollo empieza cuando Josefa inicia en 1993 el proceso que, cuatro años más tarde, desemboca en el registro de la finca entera como legítima propiedad suya, en virtud de la figura jurídica de la usucapión (a saber, la adquisición de una propiedad mediante su ejercicio, en las condiciones y durante el tiempo previsto por la ley).

El problema surge cuando en 1998 se constituye una fundación que, invocando el viejo testamento, reclama ser legítima heredera de esa casa y de las otras que, de acuerdo a lo explicitado por el propietario en sus últimas disposiciones, debían haber sido administradas para un hospital.

Un tremendo galimatías de fundaciones, herencias, propiedades y papeles que acaba siempre con Pepita en su casa, pero con la angustia llamando a su puerta para conocer el día que volverán a llamar del juzgado para despojarle de su hogar.

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Un comentario en “La PAH paralizan el desahucio de Pepita y su familia en Mislata

  1. Enhorabuena por el exquisito ejercicio de síntesis periodística. La foto ilustra perfectamente que todo esto ocurre a las «puertas» del Ayuntamiento.

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